MIÉRCOLES, 1 DE AGOSTO DE 2012
¿Cómo está formado
el esqueleto?
En el hombre, el esqueleto está formado por cartílago, tejido esponjoso, médula, tejido compacto y perióstico. Las articulaciones se dividen en móviles (permiten amplios movimientos), semimóviles (de movimientos poco extensos) o inmóviles.
¿Cómo pueden ser los huesos? ¿Cómo es el tejido celular?
Los huesos pueden ser largos, planos y cortos. El tejido celular que ocupa su cavidad interna se denomina médula ósea. La médula roja es la que presenta el hueso crecimiento; la amarilla, el tipo normal, está compuesta fundamentalmente por células grasas. El endostio es el tejido que recubre la cavidad medular de un hueso. El periostio es el tejido conjuntivo que rodea todos los huesos.
Partes de un hueso largo
En todo hueso largo, el cuerpo, generalmente cilíndrico, recibe el nombre de diáfisis, y los extremos, el de epífisis. La diáfisis está hueca, y su interior es ocupado por el tuétano o médula amarilla. También en la epífisis hay gran número de cavidades formadas por el entrecruzamiento de los delgados tabiques óseos, los cuales contienen la médula roja, formadora de glóbulos sanguíneos. El periostio, que es una membrana muy tenaz y sumamente vascularizada, envuelve los huesos y permite que éstos crezcan en espesor; esta membrana es de gran importancia, pues por medio de sus vasos sanguíneos llegan a las células óseas la sustancias nutritivas.
En el hombre, el esqueleto está formado por cartílago, tejido esponjoso, médula, tejido compacto y perióstico. Las articulaciones se dividen en móviles (permiten amplios movimientos), semimóviles (de movimientos poco extensos) o inmóviles.
¿Cómo pueden ser los huesos? ¿Cómo es el tejido celular?
Los huesos pueden ser largos, planos y cortos. El tejido celular que ocupa su cavidad interna se denomina médula ósea. La médula roja es la que presenta el hueso crecimiento; la amarilla, el tipo normal, está compuesta fundamentalmente por células grasas. El endostio es el tejido que recubre la cavidad medular de un hueso. El periostio es el tejido conjuntivo que rodea todos los huesos.
Partes de un hueso largo
En todo hueso largo, el cuerpo, generalmente cilíndrico, recibe el nombre de diáfisis, y los extremos, el de epífisis. La diáfisis está hueca, y su interior es ocupado por el tuétano o médula amarilla. También en la epífisis hay gran número de cavidades formadas por el entrecruzamiento de los delgados tabiques óseos, los cuales contienen la médula roja, formadora de glóbulos sanguíneos. El periostio, que es una membrana muy tenaz y sumamente vascularizada, envuelve los huesos y permite que éstos crezcan en espesor; esta membrana es de gran importancia, pues por medio de sus vasos sanguíneos llegan a las células óseas la sustancias nutritivas.
El esqueleto no es un tejido muerto
Por el contrario, vive y se renueva a una velocidad considerable, aunque imperceptible. Constituye una estructura duradera, que permanece después de la muerte, debido a que los compuestos de calcio y fósforo son difíciles de degradar. Como el resto de los tejidos, contiene nervios y vasos sanguíneos.
Funciones de los huesos
Los huesos llevan a cabo tres funciones fundamentales:
- Sirven como sostén del cuereo —son los puntos de inserción de los músculos y los tendones implicados en la locomoción— y protegen el contenido de las cavidades cráneoraquidea y torácica (función mecánica).
- Desempeñan una función hematopoyética o formadora de sangre, debido a la presencia de las células de la médula ósea contenida en la cavidad medular y entre las trabéculas del tejido óseo esponjoso.
- Finalmente, desempeñan una función metabólica. Los huesos esqueléticos actúan como depósito de minerales. Existe un depósito de calcio y fósforo en el interior de los huesos, movílizable, que se puede liberar para mantener normales los niveles sanguíneos y suministrar estos materiales cuando sea preciso, dependiendo de las necesidades de otros tejidos.
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